Artsonicst es una extensión tecnológica que hace sonar al Diapasón de 8 cuerdas con una amplitud que recuerda a unos cuencos de cuarzo, a un harmonium, al sho (órgano de boca chino), un sonido que emula a un coro de duduks, al canto armónico de la voz, a un juego de campanas, la sonoridad del paisaje que nos sobrecoge, la del trueno. Cuerdas que se ofrecen a la música con otra actitud, una que va más allá del lenguaje propio tradicional del instrumento y que transmiten sonoridades conectando personas y almas… a través de los oídos, del cuerpo, del momento.
os invito a que pasemos Veladas de Música Meditativa y compartamos
la experiencia de ‘escuchar y sentir’ de una forma sencilla y directa. Las
veladas pueden ser para cada uno, lo que uno encuentre: un concierto, un viaje
sonoro, un viaje astral, una meditación. En la esencia de la música está
escuchar; en estas veladas pondremos nuestro foco en ello; el sonido conecta,
así, la atención en lo que oímos nos conecta con nosotros mismos, con quienes
nos rodean y con el flujo de la música, esa maravillosa manifestación de la
energía creativa.
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encontrareis arriba.
Un imán es una pieza de hierro que ha sido cargada
con una energía que la convierte en magnética. El magnetismo le ha conferido el
poder de atraer hacia sí a todo lo que tenga hierro: el hierro magnético atrae
al hierro.
Un músico es una persona que es cargada con la
energía de la música, que es un magnetismo que atrae a otras personas. Esto es
porque las personas somos música, somos latidos y ciclos (ritmo) vibración
(melodía) y regulación (armonía).
La música tiene una cualidad magnética muy poderosa, las
personas nos reunimos en torno a ella, cuanto más real es la música más
poderoso es su efecto en nosotros. En muchas culturas la música es suficiente
para la vida; es la vida misma.
Si la música nos reune, la música es buena. Las personas
nos reunimos en torno a algo; si este algo, además de reunirnos con los demás
nos conecta con nosotros mismos el valor es mayor, y en esto la música no tiene
igual: es una riqueza única.
Compromiso es un pacto que viene del
propio pensamiento y del corazón; no es un deber impuesto por unos sobre otros.
Uno no olvida lo que de verdad desea, o
no debería. Igualmente uno no deja sus deseos más profundos, los anhelos que
claman desde el fondo del corazón, caer en el olvido porque hay otras cosas que
llaman la atención o que presionan: lo que anhelamos es porque es un derecho
que está naturalmente conectado con nuestra esencia, es esencial para nuestra
vida.
Así que no deberíamos dejarlos de lado.
Porque tal anhelo auténtico siempre estará ahí, en el corazón, llamando.
Compromiso
es apuntar hacia lo que se desea, persistiendo cuando es necesario.
Compromiso
es conexión establecida por propia voluntad, y esto siempre tendrá como
objetivo la calidad de nuestra vivencia. La protesta surge de la falta de
calidad en nuestra vivencia.
Luego
nuestro compromiso, nuestro, apuntará a la calidad. Si entonces,
de forma superficial aceptamos que nos bombardeen diariamente con ‘cosas’ de
baja calidad, no deberemos extrañarnos de que nuestra vivencia esté falta de
calidad, falta de sustancia, es decir, no sea buena.
En
todos los elementos de la vida. Hay que mirarlo todo, por ejemplo: si tomamos
un mal café, tenemos ropa incómoda, respiramos mal aire, vemos programas malos
en tv, nos rodeamos de amistades que no nos van, hablamos de cosas que
realmente no nos interesan, etc, ¿podemos decir que llevamos una buena
vivencia?
El
compromiso con la calidad sería buscar la calidad, y rechazar la no calidad. Y
no solo en lo material, por supuesto.
La
música es uno de los patrimonios de la humanidad más ricos, de ahí que, es de
suma importancia respetarla: ello será respetar nuestra propia vivencia. Esto
es una invitación a ‘pulimentar y refinar’ nuestra relación con la música;
partiendo de tres ideas:
qué
música escuchamos
cómo
valoramos la música que escuchamos
la
sonoridad adecuada al momento
La música es tan necesaria para la vida
como la comida y el aire, sólo que de una forma menos impositiva.
Esta frase ha
sido incluída en mensajes míos anteriores. Es cierto, si arruinamos la música
arruinamos el entramado social y la propia experiencia de vida de cada uno.
Invito al
compromiso con estas tres ideas; qué música escuchamos, partiendo del hecho de que hay distintas
calidades de música, cómo valoramos la música, entendiendo ‘valorar’ como la
importancia que se le da a la música y nuestra aportación para su creación e
interpretación, y en tercer lugar la sonoridad adecuada
al momento: música de Chopin
por la noche en una discoteca y todo el mundo se va, musica disco o rock
mientras comemos en el restaurante y comemos intranquilos, free jazz en una
fiesta de cumpleaños de los niños y todo el mundo se angustia; hay músicas
adecuadas para cada tipo de ocasión. Una invitación a la reflexión y a poner en
práctica estas ideas.
Firmo este
escrito como Alain Wolter, pero lo hago en nombre de todos los músicos y
músicas que surgen de la necesidad creativa de personas que no miran a la
música como a una mercancía.
El compromiso
es participar de forma activa: participemos todos.