El yoga del oído
En la Asociación Avatar en San Fernando, Cádiz, me da la
bienvenida Natividad, la mujer que lleva el centro, una persona que es un
tesoro para esa ciudad. Entre otras cosas, Natividad había preparado
previamente a las personas que iban a asistir a la Velada de Música Meditativa
para ‘escuchar’, trabajando con ellos con el sonido y con la relación con éste,
incluyendo la receptividad a la disonancia. Desde ese ángulo, se le puede
llamar el ‘yoga del sonido’; al igual que el yoga trabaja el estiramiento y el
aguantar ‘cada vez un poquito más’, para crecer en resistencia, en
flexibilidad, en conocimiento y en salud.
¿Os imaginais un yoga de posiciones y
movimientos únicamente suaves y cómodos?
¿Un yoga de sofá? La música introspectiva invita a ‘estirar un poco más’
los límites del oído, y por extensión los de nuestro mundo emocional. Se puede
hacer una música relajante que sea sólo placentera, usando tonalidades que
despiertan únicamente sensaciones agradables. Como un yoga que nos pide adoptar
sólo posturas agradables. Pero, ¿nos hace esto despertar y crecer?
En el yoga,
al igual que en otras ciencias de la vida, se trabaja con movimientos y
posiciones no habituales para el cuerpo en la vida cotidiana. Esto nos hace
cambiar, afectando al cuerpo, a la actitud que reside en la mente y por
simpatía a las emociones. Se produce así una transformación de nuestro ser. La
musculatura y el sistema nervioso se benefician de este tipo de esfuerzos. El
oído es un canal directo al cerebro, cada tipo de sonido produce una reacción,
una respuesta y un efecto en el cerebro. La gama de respuestas que tenemos ante
los sonidos es análoga a la gama de emociones y sentimientos; es un perfecto
campo de trabajo para el ser.
La música es riqueza en sí misma, de una amplitud muy extensa, y
para recibir el beneficio amplio que nos ofrece requiere una receptividad
entregada: esto se logra mediante la atención. El yoga del sonido es un trabajo
de receptividad y atención.
El ruido es un podereso alterador de nuestro sistema nervioso y
afecta la salud de manera muy significativa, el ruido cansa y estresa afectando
el ánimo.
El sonido nos acompaña continuamente, nos rodea. La mayoria de las
personas elegirá el sonido de la naturaleza si se le da a escoger una sonoridad
que le lleve a sentirse bien; el viento, la lluvia, el mar, los pájaros, el
riachuelo etc. Sin embargo un buen número de nosotros vive en entornos urbanos
con sonoridades bien diferentes de estas. Establecer una relación clara con el
medio acústico es vital para nuestro desarrollo. Establecer una relación sana
con los cinco elementos es vital para nuestra vida, es decir, nuestra calidad
de vida depende de nuestra relación con la Tierra, el Agua, el Aire, la Luz y
el Sonido: los cinco elementos.
La música introspectiva parte de principios de:
yoga del oído,
psicoacústica,
ritmo sensitivo.
Todo esto contribuye al desarrollo de nuestra capacidad de
escuchar. Saber escuchar es una virtud que nos presenta ante la vida en una
posición más consciente, por ejemplo escucharnos a nosotros mismos de forma objetiva
nos revelará detalles de gran utilidad acerca
de nuestra falsa
personalidad. Esto como punto de
partida es un buen comienzo; a donde nos puede llevar es infinito y muy cercano
a lo que anhelamos en nuestro más hondo ser.
Si deseas participar en una sesión de música introspectiva,
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wolteralain@gmail.com